El niño indeciso (final)
Después de haberlo estado pensando muy detenidamente, Alberto decidió tirar de aquella cuerda.
¡Ahhhhhh! Alberto no sabía muy bien como había llegado hasta ahí, pero estaba agarrado a una pequeña piedra que amenazaba con caerse en cualquier momento. Entonces hizo la cosa más tonta de su vida: mirar hacia abajo. Una de sus manos dejó de agarrarse a la piedra. Alberto volvió a gritar.
Un cazador que pasaba por allí confundió el grito del niño con el de un oso, y pensó que tal vez su trampa había funcionado. Corrió hacia ella y vio a Alberto, que se alegro mucho, sin embargo al cazador se le borró la sonrisa de la cara, aunque no estaba disgustado del todo.
Alberto volvió a casa sano y salvo aunque se había llevado el mayor susto de toda su vida. Alberto acabó odiando completamente las alturas y eso de estar colgado de algunos sitios, cosa que antes le parecía algo divertidísimo. Por otra parte el cazador recibió una pequeña recompensa y los dos salieron en la portada del periódico.
Espero que os halla gustado.
viernes, 4 de abril de 2008
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