domingo, 28 de octubre de 2007

Microcuentos

Aquí tenéis cuatro microcuentos creados por mi, espero que os gusten.


El ordenador que nunca funcionaba

Había una vez un ordenador que nunca funcionaba.
Un día sus dueños intentaron encenderlo y se encendió, era muy raro, por eso, miraron la parte trasera de la pantalla, y vieron que no estaba la pegatina en la que ponía: La familia Ramos. Ese no era su ordenador, sino otro, que el amigo de Luis Ramos les había regalado en secreto para poder hablar por el msn con él.


El papel mágico

Érase una vez una familia pobre que vivía en una montaña en la que hacía muchísimo frío. Un día, Virginia, la hija menor, estaba bajando por la ladera de la montaña y se encontró un papel. A Virginia le encantaba dibujar, por eso, arregló el papel con cinta aislante, y antes de que le diera tiempo a dibujar, el papel le dio las gracias y le dijo que por haberle ayudado le concedería dos deseos. Virginia dibujó una casa caliente y lujosa, y sus deseos se cumplieron.

El reloj atrasado

Había una vez un hombre llamado Alberto, que llegaba tarde a todos los sitios, sin embargo, su reloj siempre marcaba la hora en la que él tenía que irse y Alberto siempre la cumplía. La gente le decía que su reloj estaba atrasado, pero, él estaba convencido de que no era así, además sólo había una persona que le hiciera cambiar de opinión: su hijo, y este no le había dicho nada. Un día que le tocó ir al colegio a recoger a su hijo y llegó tarde, como siempre, entonces su hijo le dijo que debía poner el reloj a la hora correcta. Y desde ese día Alberto no volvió ha llegar tarde a ningún sitio.

El cumpleaños de Natalia

Érase una vez una niña llamada Natalia a la que le hacía mucha ilusión celebrar su cumpleaños.
Era el gran día, Natalia se levantó temprano para que sus padres la felicitaran y para llegar temprano al colegio, y que también la felicitarán allí. Llegó del colegio muy triste, ni sus padres, ni sus amigos se habían acordado de su cumpleaños. Llegó de las actividades extraescolares sin que nadie la felicitara allí tampoco. Al llegar la noche estaba tan deprimida que ni siquiera cenó, pasó por el salón ha dar las buenas noches y vio que todos sus amigos y sus familiares estaban allí. Sin que ella se enterara le habían preparado una fiesta estupenda.


Mª Cristina Pineda Huertas.

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