martes, 30 de octubre de 2007

Curiosidades de miedo

Como mañana es halloween he decidido poner un par historias que más que miedo son interesantes.
La primera es bastante corta, no es demasiado interesante, pero está bien.
La segunda me ha gustado más, es más larga que la otra, aunque, no mucho y es contada por un chico.

La vasija de la bisabuela

Laura y su marido iban cada verano de vacaciones a un caserón antiguo que estaba en medio del bosque, en el cual vivió su bisabuela, hasta que falleció años después de que desapareciera Andrés, el bisabuelo de Laura, en extrañas circunstancias.A ellos les encantaba hacer senderismo por allí. Sin embargo, ese año había desastres naturales en aquella zona y no podía dedicarse al deporte del senderismo así que decidieron quedarse en la casa y jugar a juegos de mesa y bañarse en un pequeño lago que había a pocos metros de la casa.Esa tarde el marido fue al trastero, que se encontraba detrás de la casa, a coger una madera para encender la chimenea pues llovía mucho y hacía un frío insoportable. Cuando salía de allí, sonó un raspar en una de aquellas gigantesca vasijas que moraban en aquel lugar como 100 años y pensó en que todos los años lo escuchaba y ése sería el último.Le comentó a Laura que allí debía haber una rata o serpiente y decidieron limpiar entre los dos aquel cobertizo, que no se había tocado desde que murió su abuela y así se entretenían en algo.A la mañana siguiente se pusieron manos a la obra. Aquel sitio estaba inundado de polvo, telas de araña y nidos de pájaros vacíos, pero por ningún sitio se veían ni ratas, ni serpiente alguna, así que decidieron abrir aquellas vasijas. Pues podía ser que dentro de alguna de ellas hubiese caído el pobre animal y estuviese luchando por salir de allí.Cuál fue su sorpresa al encontrar que al abrir la vasija más grande, no encontraron más que huesos, pero no de animal, sino de una persona y unos de los huesos del brazo -tal vez radio o cúbito- estaba desgastado como si hubiera estado raspando la vasija para que le sacaran de la vasija. Laura y su marido decidieron ir al pueblo a investigar, para saber de quién podían ser aquellos huesos. Estuvieron como dos días preguntando a la gente, todos los que habitaban aquel pueblo desde hace tiempo le contaron lo mismo: Su bisabuela, en un ataque de locura, por las palizas que le daba su marido, decidió matarlo, pero que nunca supieron qué fue de él, pues no encontraron su cadáver.

La mujer del pasillo

Esta es mi historia: Una noche de Halloween, por hacer algo de miedo, jugamos a la Ouija, cosa de la que siempre me arrepentiré. La noche era fría, en el ambiente se notaba un aroma extraño, no sé definirlo con palabras; unos amigos y yo buscamos una vieja Ouija que mi familia siempre ha tenido guardada... Era de mi bisabuela, la cual había muerto cuando yo aún no había nacido, y siempre había querido conocerla. Mis amigos hacían eso por diversión, yo por un fin, puesto que quería hablar con mi bisabuela.La sesión comenzó, entre risas mis amigos bromeaban, yo estaba muy serio, concentrado, pero ellos no lo notaron, hasta que cayó un rayo que iluminó toda la habitación oscura, seguido de un trueno, que estremeció hasta el último de mis huesos. Asustados por el rayo, mis amigos, se quedaron en silencio, como yo, concentrándose, de repente, el puntero de la Ouija comenzó a moverse. Preguntamos al unísono, quién era, pero no respondió.El puntero se movía sin cesar de un lado para otro, sin formar palabras. Al final paró, y lentamente, formó las siguientes palabras: "Estoy yendo a por vosotros".Llamaron a la puerta, pero nadie se atrevió a abrirla, sólo oímos la voz de quien llamaba: Era una mujer, que estaba en el pasillo y gritaba por entrar a mi habitación. El cerrojo estaba echado, no podía entrar, pero parecía que iba a tirar la puerta abajo.La mujer gritaba desesperada, la puerta iba a caer, así que empujamos la cama para atrancarla. La mujer cada vez más desesperada, gritaba mi nombre. Yo tuve el impulso de abrir la puerta, pero me contuve, esos gritos eran desesperados. Entonces me di cuenta: Era mi bisabuela; algo me lo decía, aunque no podía explicar cómo lo sabía. Me lancé a abrir la puerta, quería verla, tenía que verla, pero mis amigos me agarraron. Los gritos cesaron, una de mis amigas, tuvo un ataque de nervios. Nos acercamos a consolarla, pero una voz grave y fuerte salió de ella diciendo que no nos acercáramos. Nos quedamos de piedra. La mujer del pasillo comenzó a gritar de nuevo: "¡Os lo advertí, y no me hicisteis caso, ahora moriréis!". Mi amiga comenzó a moverse de un lado a otro, diciendo que nos mataría. Intentamos abrir la puerta pero no pudimos. Los gritos volvieron a cesar, conseguimos abrir la puerta, yo salí primero, pero se cerró detrás de mí. Oí los gritos aterrorizados de mis amigos, histéricos, pidiendo socorro, dando patadas a la puerta para abrirla. Escribo mi historia, cuarenta y cinco años después de que ocurriera, pues acabo de salir de la cárcel, culpado por el asesinato de mis amigos, los cuales encontré muertos cuando conseguí abrir la puerta de mi habitación.

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6 comentarios:

Anónimo dijo...

A mi me an gustado mucho las dos

Cristina.T

Anónimo dijo...

Me gusta mucho más la segunda. Es una historia que nos debe recordar a todos que hay temas que no es conveniente tratar a la ligera, en plan de broma o pasatiempos, porque se pueden volver contra nosostros.

Yo podría contar precisamente cómo por tomarnos a risa el asunto de la ouija, mis amigas y yo acabamos enemistadas para siempre y una de nosotras en la cárcel por intento de asesinato. Pero no os lo puedo contar porque mi abogado me ha pedido que me mantenga en silencio hasta que el juicio por asesinato sea revisado para, de esta forma, evitar que me ejecuten en la cámara de gas.

andrea dijo...

me gusta mucho.

Anónimo dijo...

está muy guay cris ,me gustan mucho la historias deterror!

patricia

Anónimo dijo...

que miedo

Anónimo dijo...

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